piÛ!

piÛ!

La Rueda Kármica
se devuelve una y otra vez
atropellando la historia de reiteraciones
avivada por el incesante ruido
de la inconsciencia humana
— la ignorancia del saber —
desde donde locuaz
sus versadas mañas
no cesan de aportar realidad
a la red de sus trampas
cuan diligente albañil
del laberinto de ilusiones
de las que cree así poder escapar.

Por ansias se mueve la rueda,
por quietud se le sosiega
hasta por fin lograr revelar la imagen completa;
cada rayo en movimiento desde un único eje
en cuyo centro el origen promotor
de lo que deviene a lo externo,
toda manifestación percibida.

Quien no se aquieta,
aporta movimiento
por sobre el ya distorsionado destino
fatigando sus esfuerzos
por lograr la dirección anhelada
desde dentro del juego de las mutaciones
desplegado.

Desde la quietud
se puede intencionar pura la acción,
restando oposición e interferencia
— a·puro —
al claro devenir
con el logro de la liberación
de los tantos y torpes
ciclos de la inercia
y su perpetuidad kármica.
.
«Cuando el agua está turbia,
deja de tirarle piedras al pozo.»
.
∴ Paz, Amor y Realización a todos los Seres

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