La fertilidad de la atención se abre fecunda
desde la semilla regada, con la energía dedicada,
que nos es nunca menos que energía vital
en juego siempre y en cada acto
mientras encumbrados vamos por la vida.
.
No por nada llamáronle “concebir”
al acto de dar vida
a lo que anima nuestra dedicada integridad:
mente / corazón / conciencia
pensamiento / palabra / participación.
.
No por nada se ha pregonado,
desde que la humanidad tiene memoria,
y desde los caminos de valor y trascendencia por el bien mayor de nuestra convivencia,
la actitud devocional, o de sentida dedicación,
hacia lo que aporta mayor bienestar a nuestra realización.
La visión hacia lo alto, como que Cielos,
como que doradas aureolas en los santos, coronas de nobleza,
siempre un guiño hacia el logro de la experiencia
que puede cosechar libremente quien se lo proponga y se esmere en ello.
.
No por nada también se ha hecho el intento por suprimir todo conocimiento verdadero tras lo enunciado como religión (re ligar: volver a unir), pervertir la realeza, por lo bajo, la evidente fragmentación del conocimiento que nos dota de Unidad y coherencia.
.
Cada quien tiene el don de cultivar su propia realidad,
de asumir la responsabilidad por el propio jardín de su mente
para sanarle y armonizarle
a imagen y semejanza de Paraísos.
.
Seguirán los que promuevan la lucha,
el conflicto y la belicosidad desproporcionada
aún deseando lo opuesto,
por mero desconocimiento de este principio fundamental.
.
«Perdónalos porque no saben lo que hacen.»
.
Seguiremos tantos en este juego de sembrar realidad bella
como el desafío de alzar nuestro juego
con el entusiasmo (etim.: dios dentro)
de traer a la carne, al plano de lo manifiesto,
lo que es inspiración (etim.: espíritu dentro)
de la dimensión Espíritu, el plano de lo inmanifiesto,
que nos impele a realizar nuestra más Alta y Bella versión
junto a la Vida… por medio de su naturaleza de trascendencia A·mor.
.
«Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.»
— Romanos 12:2
.
∴ Paz, Amor y Realización a todos los Seres