reflejo del misterio

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Caricia de pétalos buenos recibo en jardines nuevos.
Me alimento en el misterio seduciéndome en su magia.
No acabo de comprender lo que pasa cuando me atropellan las nostalgias,
y decaigo en extraviar la marcha.

Recojo lo que me pertenezco para llevarme siempre un poco más allá.
De tanto en tanto me sorprendo de lo que el paisaje me ha querido develar.
En el cielo se sostienen mil ansias proyectándolas por todo lugar.

Promuevo el corazón en su intento
perfilando el cariño en su gesto,
abrazándome al sentimiento que masera
de años tras de mi su tesoro.

Amo porque cierto estoy de que así sólo vivo.
Soy reflejo del abismo que se ha abierto en el misterio,
para acurrucarme calmo en su silencio.

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“Algún día en cualquier parte,
en cualquier lugar indefectiblemente
te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz
o la más amarga de tus horas”.

Pablo Neruda (1904-1973)
Poeta chileno.

El florero de porcelana – EL PROBLEMA

Visto en el espacio facebook de Katherinne Letelier

Jarrón de Porcelana

El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen.
Cierto día, el Guardián murió, y fue preciso sustituirlo.

El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

– Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

– Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.

Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello?
¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

– ¡¡¡ Al fin alguien que lo hizo !!! – exclamó el Gran Maestro-
Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años , Usted es el nuevo guardián.

Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

– Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae comodidad… «Solo existe una manera de lidiar con un problema»: atacándolo de frente.
En estas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.

Recuerda que un problema, es un problema.

No tiene caso tratar de «acomodarlo» y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que «UN PROBLEMA».
Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión.
No huyas de él… No lo escondas …

¡ Acaba con él!