luz para el camino

Visto en Revista Mundo Nuevo, ed. Mayo 2008

hermitaño

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que en una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.La ciudad era muy oscura en las noches sin luna, como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces le dice:

– ¿Qué haces Guno, tú, un ciego, con una lámpara en la mano? Si tu no ves…

Entonces, el ciego le responde:

– Yo no llevo lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi…

No sólo es importante la luz que me sirve a mi, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Anónimo

 

las puertas del cielo

Visto en Oshogulaab

cielo/infierno

Un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: «¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?».Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de un amanera que sólo un guerrero podía haber entendido.

«¿Quién eres?», le preguntó Hakuin.

«Soy un samurai», le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurai es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. «Soy un samurai, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta», dijo.

Hakuin se rió y contesto: «¿Un samurai, tú? Pareces un mendigo».

El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Saco su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste le dijo»: Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta».

Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: Aquí se abren las puertas del cielo».

El cielo y el infierno están dentro de ti. Ambas puertas están dentro de ti. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estas en las puertas del cielo.

La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en uno de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren…en un segundo se puede ir del infierno al cielo, del cielo al infierno.

PREMIO Brillante Weblog 2008

Premio Brillante WeblogSorpresa me he llevado por el reconocimiento que mi amiga Susu ha echo a la presencia en la red de este espacio que administro. Te agradezco y honro.
Agradecido también estoy por las visitas y buena acogida que han tenido los contenidos aquí expuestos y, por sobre todo, de poder con ellos aportar y apoyar a quienes han llegado aquí en busca de inspiración para sus vidas.

namaste!!!
Reglas

  1. Al recibir el premio, se ha de escribir un post y de ha de mostrar el premio e indicar el nombre del blog o web de quien te lo regala y enlazarlo al post de ese blog o web que te nombra ganador.
  2. Elegir un mínimo de siete (7) blogs (pueden ser más) que creas que brillan por su temática y/o diseño. Escribir sus nombres y los enlaces a ellos. Avisarles que han sido premiados con el PREMIO “ BRILLANTE WEBLOG”
  3. Opcional. Exhibir el PREMIO con orgullo en tu blog haciendo enlace al post que tú escribes sobre él.

    MIS PREMIADOS SON:

nuestra verdadera tarea es éste viaje

fragmento del libro de Ilusiones de Richard Bach

Salto del Laja

«Una vez vivía un pueblo en el lecho de un gran río cristalino. La corriente del río se deslizaba sobre todos sus habitantes; jóvenes y ancianos, ricos y pobres, buenos y malos y la corriente seguía su camino ajena a todo lo que no fuera su propia esencia de cristal. Cada criatura se aferraba como podía a las ramitas y rocas del lecho del río, porque su modo de vida consistía en aferrarse y porque desde la cuna todos habían aprendido a resistir la corriente.

Pero al fin una criatura dijo: ‘Estoy harta de asirme, aunque no lo veo con mis propios ojos, confío en que la corriente sepa hacia donde va. Me soltaré y dejaré que me lleve a donde quiera. Si continúo inmovilizada, me moriré de hastío.’ Las otras criaturas rieron y exclamaron: ‘¡Necia ! ¡Suéltate y la corriente que veneras te arrojará, revolcada y hecha pedazos contra las rocas, y morirás más rápidamente que de hastío!’

Pero la que había hablado en primer término no les hizo caso, y después de inhalar profundamente se soltó; inmediatamente la corriente la revolcó y la lanzó contra las rocas. Mas la criatura se empecinó en no volver a aferrarse, y entonces la corriente la alzó del fondo y ella no volvió a magullarse ni a lastimarse.

Y las criaturas que se hallaban aguas abajo, que no la conocían, clamaron: ‘¡Ved un milagro! ¡Una criatura como nosotras y sin embargo vuela! ¡Ved al Mesías que ha venido a salvarnos a todas!’. Y la que había sido arrastrada por la corriente respondió: ‘No soy más Mesía que vosotras. El río se complace en alzarnos, con la condición de que nos atrevamos a soltarnos. Nuestra verdadera tarea es éste viaje, ésta aventura’.

Pero seguían gritando aún más alto: ‘¡Salvador!’, sin dejar de aferrarse a las rocas. Y cuando volvieron a levantar la vista, había desaparecido, y se quedaron solas, tejiendo leyendas acerca de un Salvador.»