¿Por qué me golpeas tirano minúsculo?

Carta de la Madre Tierra

Madre Tierra

¿No te doy miel y leche para tus hijos?, ¿No recibes mi leña para tu fuego, mi lluvia, mi agua, mi tierra para tus frutos, mi perfume y mi calor? Has cortado el manto de vegetales variopintos que aterciopelaban mi piel y enjugaban las gotas de mi lluvia… Has secado mis entrañas, sacando mi negrea sangre para tus alocados ingenios de velocidad y muerte. Has golpeado severamente mi estabilidad con tus potentes petardos atómicos y has puesto en peligro la gravitación de otras esferas próximas a mí. Has envenenado el poco aire que me queda para respirar. En Oriente y en Occidente, en el Norte y en el Sur, el viento, el agua y la lluvia trasladan las enfermedades golpeando a los indefensos retoños.

Has desestabilizado las colonias microscópicas, produciendo una escala infinita de consecuencias desestabilizadoras. Has dividido la tierra en parcelas y has puesto al hombre en reservas, separando al rico del pobre, al negro del blanco, al tonto del listo. Has establecido la ley de lo que debe vivir y me has quitado el poder de auto seleccionar, de auto limpiar. Me has llenado de abonos químicos envenenados que convierten mi piel en un desierto estéril e improductivo. Has fabricado aparatos de muerte más destructivos que mis terremotos y mis tornados, y tu lista de asesinatos es una montaña formada de dolor e injusticia, de guerra y de odio. Has pintado mi atmósfera de negro y los niños no pueden ver las estrellas que por la noche me visitan.

¡QUERIDO SER HUMANO!

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«Cuando necesito algo, me lo pido a mí misma»

Visto en Comunidad Tawantinsuyu
Entrevista hecha por Ima Sanchís para la contratapa de La Vanguardia
Barcelona, 28 de Abril de 2005

La Abuelita Margarita, curandera, guardiana de la Sabiduría Maya

Abuela Margarita

Se crió con su bisabuela, que era curandera y milagrera. Practica y conoce los círculos de danza del sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de visión. Pertenece al Consejo de Ancianos Indígenas de América y se dedica a sembrar salud y conocimiento a cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque para sustentarse sigue cultivando la tierra. Cuando viaja en avión y las azafatas le dan un nuevo vaso de plástico, ella se aferra al primero: «No joven, que esto va a parar a la madre tierra». Rezuma sabiduría y poder, es algo que se percibe con nitidez. Sus rituales, como gritarle a la tierra el nombre del recién nacido para que reconozca y proteja su fruto, son explosiones de energía que hace bien al que lo presencia; y cuando te mira a los ojos y te dice que somos sagrados, algo profundo se agita.

Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la madre tierra y el padre sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno.

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manifiesto 2000 para una cultura de paz y de no violencia

manifiesto 2000

 

Nunca es tarde…

Porque desde el año 2000 es un nuevo comienzo para todos nosotros. Juntos podemos transformar la cultura de guerra y de violencia en una cultura de paz y de no violencia.

Porque esta evolución exige la participación de cada uno de nosotros y ofrece a los jóvenes y a las generaciones futuras valores que les ayuden a forjar un mundo más justo, más solidario, más libre, digno y armonioso, y con mejor prosperidad para todos.

Porque la cultura de paz hace posible el desarrollo duradero, la protección del medio ambiente y la satisfacción personal de cada ser humano.

Porque soy conciente de mi parte de responsabilidad ante el futuro de la humanidad, especialmente para los niños de hoy y de mañana.

Me comprometo en mi vida cotidiana, en mi familia, mi trabajo, mi comunidad, mi país y mi región a:

respetar la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación ni prejuicios;

practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, sicológica, económica y social, en particular hacia los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes;

compartir mi tiempo y mis recursos materiales, cultivando la generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica;

defender la libertad de expresión y la diversidad cultural , privilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazo del prójimo;

promover un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga en cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta;

contribuir al desarrollo de mi comunidad, propiciando la plena participación de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.

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