El error de empatar,
la falsa función gregaria,
la inerte perversión del consenso.
.
Nuestra naturaleza empática
nos dispone frente a la realidad
en donde podemos aportar.
.
Pero, entiéndase bien,
que si en vez de aportar,
consentimos, aceptamos
y nos conformamos a tal realidad,
el impulso de superación evolutivo
es detenido,
limitando nuestro desarrollo
que bien podrá quedar relegado
a la dimensión del placebo
ideológico
mas no conseguir
manifestar
eso que
nuestra naturaleza empática
nos señala
como potencialidad a activar,
al dotar de fortaleza
ahí donde allá debilidad.
.
Nos quedamos atrapados
en consentir,
desde que nuestra sociedad
ha sido cautiva de la conformidad
a un mundo insustancial
eminentemente extrovertido
y materialista,
mientras que no iniciada
a la realidad trascendental
donde empatar/empatizar
nos proporciona oportunidad
para conseguir aportar
al flujo de la vida,
y despertar fehacientemente
a la realidad Espíritu.
.
El consenso
nos ata a lo que la voz social
da por real,
donde incluso cabe
esa espiritualidad remilgada
y acomodada a ilusiones placebo,
y no obstante
esa voz social
no ha dejado de ser
representante
del mucho temor
que vuelve siempre
sobre las maneras acostumbradas
obviando y/o ignorando
la poca lucidez
a la que representa.
.
Somos seres empáticos.
Esa no ha dejado de ser
tanto una fortaleza
como una debilidad.
.
Debilidad, por ejemplo,
cuando a partir de uno tocan a todos
afectando la ilusión material colectiva
— mundo (orden) —
añadiendo dolor y caos,
como perpetúan quienes
no han dejado de promover
los traumas históricos
que retienen nuestro despertar.
.
Fortaleza, así mismo,
cuando desde cada uno
podemos tocar a todos,
prescindiendo de la ilusión física,
desde la dimensión Espíritu
aportando orden,
armonía, paz y Libertad,
si bien, a un tiempo
imperceptible, tantas veces,
para el consenso
cautivo por la densidad perceptual.
.
«Mientras eres
esa pieza que crees ser,
poco sabrás
de los juegos fuera del tablero»
.
∴ Paz, Amor y Realización a todos los Seres
