Han dado alas al alma del hombre y por fin empieza a volar

Discurso final de Chaplin en la película El Gran Dictador

Chaplin

«Lo siento, pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, si no ayudar a todos si fuera posible: judíos y gentiles; blancos o negros. tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.El camino de la vida puede ser libre y hermoso; pero lo hemos perdido.

La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y a las matanzas. Hemos progresado muy rápido, pero nos hemos encarcelado nosotros. La maquinaria que da abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que maquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta y se perderá todo. 

El avión y la radio nos hacen sentir más cercanos. La verdadera naturaleza de estos adelantos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Incluso ahora, mi voz llega millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a personas inocentes. A los que puedan oírme, les digo: «No desesperen». 

La desgracia que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo volverá al pueblo, y así, mientras el hombre exista, la libertad no morirá jamás.

¡ Soldados ! ¡ No se rindan a esos hombres, que en realidad les desprecian, los esclavizan, que gobiernan sus vidas y les ordenan lo que hay que hacer, que pensar y que sentir! Les lavan el cerebro, los cedan, los tratan como ganado y los utilizan como carne de cañón.

¡ No se entreguen a esos seres inhumanos, hombres-máquina con cerebros y corazones de máquina !
¡ Ustedes no son máquinas ! ¡ No son ganado ! ¡ Son hombres ! ¡ Llevan el amor de la humanidad en sus corazones, no el odio !
¡ Sólo aquellos que no aman, odian, los que no aman y los inhumanos !

¡ Soldados ! ¡ No luchen por la esclavitud si no por la libertad !
En el capítulo diecisiete de San Lucas está escrito que el reino de Dios está dentro del hombre ¡ no de un hombre o de un grupo de hombres, sino de todos los hombres ! ¡ En ustedes ! Ustedes el pueblo tienen el poder, el poder de crear máquinas, ¡El poder de crear felicidad! Ustedes el pueblo tienen el poder de hacer de esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder, actuando todos juntos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a los hombres trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.

Prometiéndonos todo esto, las bestias alcanzaron el poder. ¡ Pero mientieron ! No han cumplido sus promesas y nunca las cumplirán. Los dictadores se dan libertad a sí mismos esclavizando al pueblo.

Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido, todos unidos para liberar al mundo, para derribar las barreras nacionales, para eliminar la codicia, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón, un mundo en donde ciencia y el progreso nos conduzcan a todos a la felicidad.

¡ Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos !

Hannah, ¿puedes oírme? ¡ Dondequiera que estés, alza los ojos ! ¡ Mira, Hannah ! ¡ Las nubes están desapareciendo ! ¡ el sol se está abriendo paso a través de ellas ! ¡ Estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz ! ¡ Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo más amable, donde los hombres se elevarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad ! ¡ Mira, Hannah ! ¡ Han dado alas al alma del hombre y, por fin, empieza a volar! ¡ Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza ! Hacia el futuro, glorioso futuro que te pertenece a ti, a mi, a todos. ¡ Mira a lo alto Hannah ! ¡ Mira a lo alto !»

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newen mujeres y hombres de la tierra

carta de Patricia Troncoso

newen

A mi querido pueblo, a cada weichafe, a cada lamieng, a cada hombre, mujer y niño que busca construir una sociedad más justa y solidaria.Quiero expresarles todo mi reconocimiento y lealtad desde esta humilde bandera, desteñida por los días a los cuales la han sometido a una tortura silenciosa e inhumana.

Muchos se preguntarán como es que puedo escribir y hablar desde esta posición. La rebeldía y la convicción de lo que hemos luchado y luchamos es, “absolutamente legitima” ¿de qué se nos puede acusar y criminalizar?, si sólo nos hemos resistido al ataque invasor de aquellos que nos roban todos nuestros recursos naturales, toda la tierra, la dignidad, que nos reprimen, encarcelan, asesinan y explotan sin piedad.

¿Acaso este Estado se ha olvidado de la historia? Se ha olvidado de la sangre que ha derramado en nuestra tierra, se ha olvidado del despojo sistemático y de cómo con su arrogancia y orgullo nos ha reducido a una expresión cultural que lucha por su existencia, no reconociéndoles los derechos que tienen y siempre hemos tenido, como dueños ancestrales de su territorio, que era de todos, que pertenecía a todos y que todos vivían de el. De eso escribo desde ese newen hablo, de ése que me hace luchar día a día… desde aquello que históricamente es justo y que daría justicia no solo a mi pueblo, sino a todos los pueblos, a toda la gente.

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manifiesto 2000 para una cultura de paz y de no violencia

manifiesto 2000

 

Nunca es tarde…

Porque desde el año 2000 es un nuevo comienzo para todos nosotros. Juntos podemos transformar la cultura de guerra y de violencia en una cultura de paz y de no violencia.

Porque esta evolución exige la participación de cada uno de nosotros y ofrece a los jóvenes y a las generaciones futuras valores que les ayuden a forjar un mundo más justo, más solidario, más libre, digno y armonioso, y con mejor prosperidad para todos.

Porque la cultura de paz hace posible el desarrollo duradero, la protección del medio ambiente y la satisfacción personal de cada ser humano.

Porque soy conciente de mi parte de responsabilidad ante el futuro de la humanidad, especialmente para los niños de hoy y de mañana.

Me comprometo en mi vida cotidiana, en mi familia, mi trabajo, mi comunidad, mi país y mi región a:

respetar la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación ni prejuicios;

practicar la no violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física, sexual, sicológica, económica y social, en particular hacia los más débiles y vulnerables, como los niños y los adolescentes;

compartir mi tiempo y mis recursos materiales, cultivando la generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica;

defender la libertad de expresión y la diversidad cultural , privilegiando siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazo del prójimo;

promover un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga en cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta;

contribuir al desarrollo de mi comunidad, propiciando la plena participación de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.

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Mantened la fuerza mental y la unidad para afrontar los desastres

Mensaje de Amma en el primer aniversario de la tragedia del Tsunami.
26 de diciembre de 2005

La vida se torna plena cuando la humanidad y la naturaleza avanzan unidas en armonía. Cuando la melodía y el ritmo se complementan, la música resulta bella y placentera. De igual modo, cuando las personas viven de acuerdo con las leyes de la naturaleza, la música de la vida se vuelve melodiosa.

Existe un orden en todo el cosmos. Todo sigue un ritmo: el viento, la lluvia, las olas, nuestro respirar o el latir del corazón. De forma parecida, existe un ritmo en la vida. Cuando el ritmo de nuestros pensamientos se pierde, se refleja en nuestras acciones y dejamos de ir acompasados con el ritmo de la vida.

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