Mujer mariposa,
fuiste nacida de rocío,
bañada de frescura y ensueño
que tus alas esparcen por el mundo frío.
De naturaleza alegre y confiada,
tu belleza se nutrió de la simpleza.
Te posaste en mi humilde corazón
y hoy el sol nos acoge en su grandeza.
La frescura de esas tardes, tus tardes,
dieron escena propicia al espectáculo,
ver tu vuelo sutil como la brisa
y el sentimiento en nuestras almas abrazado.
Me impregné de tus aromas -polen de amor- y tus caricias.
En tu mirar admiro profundo el firmamento
y en el fondo-fondo, aunque no tan lejos,
el destino al que tú y yo hemos dado vuelo.
Eres frágil mariposa que en mi corazón revolotea.
Eres sencilla bella niña, eres luz de buenos días.
Te siento así, te siento nueva y tierna mariposa
que has abierto ya tus alas para a mi cautivar con tu hermosura.
Mujer mariposa, tan fecunda de brío,
Compañera constante, me haces sentir vivo.
Bajo el cobijo de tus alas mi corazón a hecho nido,
y el suspiro compartido sabe de lo nuestro, amor mío.
* Ilustración de Rafael Edwards