el amor por la aventura

Principito

El amor por la aventura, la curiosidad y el pavor a la monotonía – esas características inherentes a la naturaleza humana en evolución – no se pusieron allí tan sólo para irritarte y perturbarte durante tu breve estadía en la tierra, sino más bien para sugerirte que la muerte es tan sólo el comienzo de una interminable carrera de aventura, una vida sempiterna de anticipación, un viaje eterno de descubrimiento.La curiosidad —el espíritu de investigación, el instinto de descubrimiento, el impulso a la exploración— es parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. Estos impulsos naturales no te fueron dados meramente para que tengas que frustrarlos y reprimirlos. Ciertamente, estos impulsos ambiciosos con frecuencia deben ser frenados durante tu corta vida en la tierra, a menudo la desilusión debe ser experimentada, pero han de ser plenamente realizados y gloriosamente gratificados durante las largas edades por venir. [Libro de Urantia, p. 159, par. 6 – p.160, par.1]

Fundación Urantia

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mariposa
La felicidad es como una mariposa que,
cuando se la persigue,
siempre esta fuera de nuestro alcance:
pero si te paras y te sientas en silencio,
podría posarse encima de ti.

Nathaniel Hawthorne

matemos el espíritu de la pesadez

Es verdad: nosotros amamos la vida no porque estemos habituados a vivir, sino porque estamos habituados a amar.

Siempre hay algo de demencia en el amor. Pero siempre hay también algo de razón en la demencia.

Y también a mí, que soy bueno con la vida, paréceme que quienes más saben de felicidad son las mariposas y las burbujas de jabón, y todo lo que entre los hombres es de su misma especie.

Ver revolotear esas almitas ligeras, locas, encantadoras, volubles – eso hace llorar y cantar a Zaratustra.

lol

Yo no creería más que en un dios que supiese bailar.Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo, solemne: era el espíritu de la pesadez – él hace caer a todas las cosas.

No con la cólera, sino con la risa se mata. ¡Adelante, matemos el espíritu de la pesadez!

He aprendido a andar: desde entonces me dedico a correr. He aprendido a volar: desde entonces no quiero ser empujado para moverme de un sitio.

Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo por debajo de mí, ahora un dios baila por medio de mí.

Así habló Zaratustra.
(Friedrich Nietzsche)

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