designios… los colores se alzan al honrar la memoria ancestral.
tiempo para recordar… de nuestros orígenes, nuestros actuales desatinos.
y la Vida ahí con aparente paciencia,
con todo y su muerte,
pues no hay tanta importancia como para esperarnos.
Siempre dos chances… ¿para qué complicarnos más?
— Aciertos con nuestra cosmovivencia… paz
— desaciertos con nuestra convivencia… violencia
y todo un mundo desarrollado en base a alguna de las dos premisas,
(aunque lo ignoremos). Sumamos nuestro gesto.
Sostenemos nuestro rezo para recordarnos.
Consagramos el tiempo a retomar la senda Original.
Pacto Libertad en la simpleza.
Se remece con pasión nuestra Madre Tierra
al traer a sí a su cachorros. ¿Tanto sufrimiento de por medio
para el logro de realizarnos en las trincheras del mundo?
¿Cuánta armonía dispone la totalidad
sin saber de ordenes inferiores, ignorantes del Amor?
Se remece y baila
Extendiéndonos… preparamos nuestro pleno despertar.
Desplegamos las alas de nuestra Consciencia.
Somos la Totalidad contenida en nuestra pequeñez
con la ventura de trascender el valor de la divinidad heredada en todo.
Celebro el 12, sí… pues es número mágico
el llamado al ordenamiento de nuestra prioridad,
guiados por la vital trascendencia
menos adormecidos lamentos, más atenta responsabilidad.
Celebro el 12… como el encuentro entre la sabiduría ancestral
y lo mundano que somos,
atinando en el respeto por el Alma que nos trasciende en la historia
pues desde ahí logro recomponer el paso… ahí el discipulado,
aprendices de lo cierto.
Celebro el 12… intentando con humildad extender el puente
que nos alejó de nuestra naturaleza salvaje,
y todo el conocimiento original.
Celebro el 12… por gracia y perdón de la libre decisión
y así dejar de perpetuar y si liberarnos
del odio impuesto por una cultura que hasta nuestros días hereda con tanta fuerza sus odiosos desatinos.
Celebro… con aquellos que ya partieron,
— nuestros ancestros —
por el gusto, velado por una historia,
de celebrar sagradamente la oportunidad,
atentos con la Vida,
de celebrar y trascender su esencia, en nosotros, tan fugaz… así el A·mor.
Cultivamos la intimidad con nuestra naturaleza, con la Vida
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