Abro puertas a infinitas posibilidades.
Tomo las que me son asequibles, las que me corresponden y merezco.
Creo en todo, también en el odio
y así me permito sentir el Amor.
Comprendo el viaje, sintiendo, siendo parte de la totalidad.
Me sumerjo en la inmensidad contenedora,
dejándome abrazar en su gracia, en su bondad, en su abundancia.
Regenero mi divinidad
transmutando la pesada carga de otro tiempo.
Aprendo a navegar este mar
y entre paradojas es que me sumerjo
probando en ello mi capacidad de nadar y flotar con amor.