El teatro chileno no debe abandonar, sino ahondar en la idiosincrasia chilena, justamente en el sentido de la palabra folklore, que significa saber del pueblo. En otras palabras, a través del folklore el teatro puede tocar hondo en el alma del pueblo. La dramaturgia chilena no ha pescado la esencia de la dramaturgia europea. Resulta artificial y superficial tomar la forma y adaptarla a la realidad chilena. Nuestra realidad tiene su esencia, su contenido y su forma. Quiero hacer una obra de real alcance popular. Tenemos que crear las obras que necesitamos acordes con nuestra realidad, crear nuestro propio método de actuación e interpretación teatral.No sé si soy un buen director de teatro. Para serlo se necesitan mucha experiencia y una gran madurez como ser humano. Quiero hacer una obra de real alcance popular.
El tiempo hizo que Víctor Jara sintiera que su vida estaría ligada a cultivar el arte en todas sus expresiones, con mucho esfuerzo entró a estudiar teatro convirtiéndose en el mejor alumno de la clase, sus ganas y su talento lo llevo a convertirse en director de teatro, permitiendo que las obras latinoamericanas entraran a nuestro país. Llenó teatros con las obras “Ánimas de día claro”, “La remolienda”, “Los invasores”. Víctor era reconocido en Chile y el extranjero por su trabajo teatral, nunca olvidando la música que desde siempre lo acompañó, jamás se le pasó por la cabeza estudiarla, decía que con eso mataría la esencia de la creación, musicalizó sus obras de teatros y aportó en el grupo de danza folclórica “Cuncumén” con algunas de sus canciones.