Mis ojos quieren ver siempre más allá.
De la densa fachada, su esencia sutil y efímera.
De la forma su contenido trascendental.
En la nada el Todo.
Mis ojos quieren ver aquello que yace oculto en el velo de la normalidad.
Quiero ver, oír y palpar aquello que sabe a divinidad
y que me sabe a mi dentro del misterio.
Tengo labios que pronuncian el mantra sagrado y no es suficiente.
Oídos que escuchan la Palabra y aún no basta.
Ojos que han visto la magia y así y todo, no alcanza.
Un alma que se disuelve en la totalidad contenedora,
integrándose plácida a la amorosa existencia,
y así, armoniosamente descansa.