«Cada ser humano normal tiene bastante energía para comenzar el trabajo sobre sí. Sólo es menester que con miras a un trabajo útil aprenda a economizar la energía de la cual dispone, y que la mayor parte del tiempo disipa por completo.
La energía se gasta sobre todo en emociones inútiles y desagradables, en malos humores, en prisas inútiles, nerviosismo, irritabilidad, imaginación, ensueño y asísucesivamente. La energía se desperdicia en el trabajo equivocado de los centros; en la tensión inútil de los músculos fuera de toda proporción con el trabajo realizado; en la perpetua habladuría que absorbe una enorme cantidad de energía; en el «interés» que dedicamos sin cesar a las cosas que ocurren a nuestro alrededor o a las personas con las cuales no tenemos nada que hacer.»
— Ouspensky