Entre julio y agosto del año 2002 a un trío de payasos de la organización Payasos Sin Fronteras les fue encomendada una misión: llevar risa y alegría a los niños y jóvenes de los territorios ocupados de Palestina (Gaza y Cisjordania).

Entre los payasos iba… un chileno.
Mikio Tsunekawa, el único payaso chileno de la ONG en ese tiempo, decidió no sólo dar cuenta de sus actividades con una cámara sino que poco a poco se fue transformando en testigo del conflicto y los relatos que la gente a su paso le iba contando.
Los bombardeos y tiroteos, y su antítesis: la maravilla de poder hacer reír a niños en una situación límite como la guerra son plasmados por el lente del payaso, quien usa los correos electrónicos que enviaba a sus amigos y especialmente a su mujer, como parte fundamental de la narración del documental LUNA ROJA: Diario de guerra de un Payaso.
Leer algo más en Canalsolidario.org


La cultura, la ciencia, la religión y el arte maya están basados en su relación con el Sol. Creían que sólo a través del Sol se podían comunicar con Hunab-Kú, el Dios que esta en todas partes. Para los mayas, Hunab-Kú es un organismo gigantesco que nos contiene a todos en su interior. Afirman que su corazón y su mente están en el centro de nuestra galaxia y que sólo a través del Sol se podían comunicar y dirigirse espiritualmente a él. Por eso su interés fundamental en el Sol, en Kinich-Ahau. Los mayas descubrieron, gracias a sus estudios sobre el Sol, que el Sistema Solar entero se movía. Llegaron a la conclusión de que el Universo tiene ciclos, períodos de tiempo repetitivos que comienzan y terminan como el día y la noche. Se dan cuenta que nuestro Sistema Solar se desplaza en una elipse que lo aleja y acerca al centro de la galaxia. Es decir, que el Sol y todos los planetas se mueven en ciclos en relación con Hunab-Kú, la luz central de la galaxia. Encontraron que esa elipse, ese giro completo, ese ciclo que realiza el Sistema Solar, dura 25.625 años. A este ciclo lo podemos llamar DÍA GALÁCTICO. Cuando el recorrido llega a la mitad, es decir, tras 12.800 años, estamos cerca del centro de la galaxia, de la luz, iluminados en el día de la galaxia. En la otra mitad del recorrido, los otros 12.800 años, nuestro Sistema Solar esta cada vez más lejos de la luz central, es decir, en la sombra, en la noche de la galaxia. Hay día y noche en la galaxia, sucede lo mismo que en nuestro planeta pero en una escala mucho mayor; cada día y cada noche duran 12.800 años.