llueve

con la lluvia suceden cosas
muchas cosas… como gotas se suceden
unas tras otras
y otras tantas, todas a la vez

se hincha la tierra de fertilidad
se satura la semilla, terarea la hoja
marca el ritmo la gotera
reverbera el charco sus ondinas
se decoran superficies, cuan cristal, las gotas

se lava el cielo
se afirma la memoria en el firmamento
y tal vez, sin siquiera recordar,
lloran los que tienen que llorar.

de todos modos, se disipan densidades
dándose la oportunidad de aclarar las nubes,
– sobre todo las de nuestra conciencia –
que ya luego sale el sol

dándose a la oportunidad
cada gota,
cada centenar, millar
liberada sin azar, a su lugar
aquí, allá
a ti, a mi

carnaval de nubes
aguas serpentinas, sempiternas
salpica
empapa
hincha la realidad rebosante
refina las formas
da matices donde olvidamos estar

y lo que bota el cielo
suele ser sólo lluvia

Plan de Amor

Hay un Plan que rige toda la Creación
Delineado por una Inteligencia Superior subyacente
que promueve y procura el Orden con cualidad de Amor siempre
– en movimiento espiral ascendente –

Nuestra comprensión limitada podrá desconocerle
y hasta desviar nuestra voluntad del Plan,
por eso el llamado es a todo corazón atento.

Dentro de este Plan de Amor
nuestra presencia, como cualquier otra presencia,
juega un rol específico y primordial en sí mismo.

Nuestra realización es la realización de nuestra parte del Plan,
por ende, la realización de Dios que es Fuente de Amor.
(una de sus nominaciones)

Quien ose su realización será asistido,
puesto que su correspondencia le pone en sintonía con el Plan de la existencia.

Fe

por el don de la vida

Nuestro juicio no resuelve las cosas.
Nuestro sentido crítico, dirigido a buscar responsabilidades ajenas,
nos hace obviar nuestra propia responsabilidad
de Amar ante toda circunstancia,
puesto que Amando se señalan posibles rumbos que antes no habíamos sido capaces o atrevido a reconocer para asumir.

«Perdónalos, porque no saben lo que hacen»
es un exclamación muy justa, pues de seguro que de saber, distinto sería el panorama,
sería más frecuente la impecabilidad en el actuar o la corrección.

Quien sepa, asuma su responsabilidad y comparta con amor,
puesto que de otro modo es competir y, por lo paradójico, nadie gana.

«No hagáis juicio» dijo quien para muchos es meritorio de confianza.
Y bien haremos en no hacerlo cuando en ello sólo fijamos la realidad,
determinando que las cosas sean esto o aquello
y el flujo de la naturaleza – esencialmente energética –, como una instantánea,
densifica la posibilidad, posibilitando los imposibiles.

«Perdónalos»… (per-done: por el don)
Concédeles el regalo de tu elevada intención hacia la libertad y el bienestar del Amor
Que se haga la voluntad divina ante todo,
antes que se hagan realidad los pensamientos de nuestra pequeña mente prejuiciosa,
temerosa en su ignorancia.

Que se liberen los Seres, que la Vida sea rebosante en su esplendor en cada corazón.
Por el Don (perdón) Original con que la existencia nos privilegió.

lo lógico haga eco

No conducirse sustentablemente, no concebir nuestra ecología,
es la patología de la mente enajenada por modelos de ignorancia y perdida de sentido de nuestra condición de realidad.

Tenemos recursos abundantes, es cierto,
pero limitados en el tiempo, cosa que al desconocerse genera el evidente desequilibrio en la armonía de nuestra convivencia planetaria, con implicación en nuestra cosmovivencia.

Tomarse a la ligera estas consideraciones suele ser el fruto de la mente mediocre domesticada en el sinsentido que haya conformidad en el poco amoroso criterio de «pasar la vida», desnutriendo nuestra naturaleza interna al darle fuerza a las ilusiones externas que nos hacen creer que en ellas hallaremos real satisfacción, y ahí va la humanidad encadenada al deber – moral, económico, social, cultural –, ahondando su vacío existencial, violentándose y defendiéndose desde su sinsentido con la falacia del auto engaño, para ostentar algún espacio de relativa seguridad y comodidad.

Paradójico, hasta lo irónico, es que la humanidad cuente más que nunca con diferentes medios de comunicación – celulares de la más variopinta posibilidad, computadoras, sistemas de avanzada eficacia – y aún así la comunicación es un espacio vacío si consideramos que su propósito, el de «poner las cosas en común», queda totalmente desatendido por la arbitrariedad de los arrebatos individuales desde donde grita cada individuo su profunda necesidad, evidente ante la vista de quien quiera ver, aún ciego a quienes van a favor de su ego (si ego).

Es tiempo de asumir verdad, de reconocer – volver a conocer – nuestra realidad y desde ahí asumir los pasos que nos mantengan en la justa senda de correspondencia intima con la vida.
Respondernos ¿Quienes somos? ¿Qué somos? ¿Qué es la vida?
Osar hacerlo por el profundo valor de esta respuesta que de obviada es que es radical evidencia nuestra falta de impecabilidad en asumir nuestra responsabilidad, la «habilidad de responder» a nuestra oportunidad de ser presencia, nada fortuita… en favor por el respeto a la dignidad de la Vida, que es aún una experiencia – la experiencia de las experiencias – en estado latente, guardando por ser revelada a la criatura humana que en su aprendizaje, evadido entre la pequeñez de nuestros dimes y diretes, aún distrae su decisión de voluntad que desconoce su bien mayor, el bien de orden superior, el bien de todos, la armonía de aquello que somos y que nos contiene y que osamos con llamar ecología.