El miedo va cubriendo sus carencias,
aquellos vacíos que el ego cree tener
y que teme sean descubiertos por otros egos.
El ego está en lucha, en resistencia, en defensa,
pues cree que puede ser destruido, muerto
…. no está en Paz.
No puede ni podrá, pues en sí es conflicto.
Es neurótico hacedor y no descansa, ni incluso durmiendo.
El temor hace del ego un ansioso parlanchín,
un personaje que sostiene su posibilidad
en la recreación de su propia historia,
por medio de palabras y acciones,
tendiendo al caos, al ruido, al desorden.
El ego sólo se hace posible mediante el temor,
pues a partir de éste es que se reconoce
como algo distinto a todo un universo
del que se quiere identificar distintamente al no sentirse parte.
Y lo que le es afín lo es por apego,
sólo una parcialidad de la realidad sumada a su sentido de pertenencia y posesión
… mío, dirá con propiedad, sin ni siquiera éste ser propio.
El ego cree ser la externalidad del Ser,
la ilusión del cuerpo, de las emociones, de la mente
… y les defiende, tanto apasionada como vanamente,
pues el Ser trasciende todas sus proyecciones,
las que están en constante mutación si nos fijamos en ello.
La atención perceptual del ego
estará centrada en hallar el alimento para sus creencias,
en encontrar justificación para mantener viva sus ilusiones.
El ego tiene que hacer mucho para mantenerse en pie.
El “deber ser” es su premisa, pues, a toda costa, quiere ser
y por ello está dispuesto a someterse a la ilusión de la deuda que contrajo con sus fantasías.
Se recrea en la acción, pues es ahí cuando se experimenta como posibilidad.
El Ser es Espíritu
… es Alma en la experiencia,
o se olvida en ego por el arrebato de la ilusión.
El Espíritu es expresión
… velado tras las manifestaciones del cuerpo,
las emociones, la mente.
Ninguna palabra podrá interpretar fielmente al Espíritu,
pues es imposible atribuir su experiencia a la mera palabra
… su naturaleza es Silenciosa y Quieta,
desde donde celebra su Canto y su Danza
y se revela la verdad tras la ilusión de lo que ha movido
y de lo que se ha jactado y atribuido el ego.
påz
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