lo lógico haga eco

No conducirse sustentablemente, no concebir nuestra ecología,
es la patología de la mente enajenada por modelos de ignorancia y perdida de sentido de nuestra condición de realidad.

Tenemos recursos abundantes, es cierto,
pero limitados en el tiempo, cosa que al desconocerse genera el evidente desequilibrio en la armonía de nuestra convivencia planetaria, con implicación en nuestra cosmovivencia.

Tomarse a la ligera estas consideraciones suele ser el fruto de la mente mediocre domesticada en el sinsentido que haya conformidad en el poco amoroso criterio de «pasar la vida», desnutriendo nuestra naturaleza interna al darle fuerza a las ilusiones externas que nos hacen creer que en ellas hallaremos real satisfacción, y ahí va la humanidad encadenada al deber – moral, económico, social, cultural –, ahondando su vacío existencial, violentándose y defendiéndose desde su sinsentido con la falacia del auto engaño, para ostentar algún espacio de relativa seguridad y comodidad.

Paradójico, hasta lo irónico, es que la humanidad cuente más que nunca con diferentes medios de comunicación – celulares de la más variopinta posibilidad, computadoras, sistemas de avanzada eficacia – y aún así la comunicación es un espacio vacío si consideramos que su propósito, el de «poner las cosas en común», queda totalmente desatendido por la arbitrariedad de los arrebatos individuales desde donde grita cada individuo su profunda necesidad, evidente ante la vista de quien quiera ver, aún ciego a quienes van a favor de su ego (si ego).

Es tiempo de asumir verdad, de reconocer – volver a conocer – nuestra realidad y desde ahí asumir los pasos que nos mantengan en la justa senda de correspondencia intima con la vida.
Respondernos ¿Quienes somos? ¿Qué somos? ¿Qué es la vida?
Osar hacerlo por el profundo valor de esta respuesta que de obviada es que es radical evidencia nuestra falta de impecabilidad en asumir nuestra responsabilidad, la «habilidad de responder» a nuestra oportunidad de ser presencia, nada fortuita… en favor por el respeto a la dignidad de la Vida, que es aún una experiencia – la experiencia de las experiencias – en estado latente, guardando por ser revelada a la criatura humana que en su aprendizaje, evadido entre la pequeñez de nuestros dimes y diretes, aún distrae su decisión de voluntad que desconoce su bien mayor, el bien de orden superior, el bien de todos, la armonía de aquello que somos y que nos contiene y que osamos con llamar ecología.

concuerdo con lo cuerdo

A·cuerdo… sin corazón
(a: sin; cordis: corazón)

En la superficie… desarraigados de nuestra totalidad,
si bien, intuyendo la potencialidad del Ser.
Nuestras corazonadas versan de nuestra verdad velada por las pautas de comportamiento aprendido, alienantes, enajenadas, en cuya tendencia manifestamos la polaridad de la ilusión de separación.
Desde esta distancia echamos mano al acuerdo de nuestra realidad, – la que ha perdido de verdadero sentido común (sentir lo común) – para permitir ciertos grados de armonía, para procurarnos orden en el caos, aunque desde la superficie del plano mental y las limitaciones de su capacidad interpretativa que en su extremo nos hace vanos, arrogantes en la creencia distanciada de la verdad sentida.

Re·cuerdo… volver a pasar por el corazón
(re: volver; cordis: corazón)

En lo profundo… somos puro corazón
Corazón Puro
Desde nuestro espacio sagrado sintonizamos con verdad la realidad, en su misteriosa naturaleza,
cediéndonos en confianza al Amor, aceptando el misterio del caos que nos contiene entre sus formas, integrándonos a su flujo sempiterno.
Con·cordamos… en bendita inocencia, la Conciencia Ve y participa en mayores grados de incondicionalidad.
La humildad reconoce nuestra pequeña presencia y nuestra infinita oportunidad en el tiempo, en la existencia… nos dota de silenciosa verdad y sentido de Consciencia.

Cuerdo es el Ser de Corazón Atento, salvaje en su palpito vivo, armónico en su tiempo natural, en su mente natural ordenada por su Verdad Superior… desde el centro, del corazón del Corazón, somos la consciencia fræterna concordante.

desPedir

No pidas nada… ante todo da
Intégrate al flujo de la realidad desde donde se te proveerá lo justo,
mas antes quizás la escasez sea lo que recibas, puesto que es reflejo de lo que has dado.

Da, pues es así que participas de la Totalidad.
Pero ¿qué dar?… nada en especial.
Retira la mente y sus juicios… qué o cuánto, no es lo relevante.
El Cómo das, es la cualidad con que tu conciencia se sintoniza con la Fuente que sustenta la existencia y desde donde se promueve la precipitación de tu realidad desde su condición de abundancia.

Cosa cierta es que podrá dar con mayor poder quien desde la quietud eleva su pensamiento, más que aquel que, atendiendo la caridad afanosamente, en su mente sólo recrea la posibilidad en la que hace su presumible servicio.
«Todo es Mente» — primer principio hermético.

«Emovere»… tu emoción te conecta íntimamente con las hebras que tejen la densidad de este plano dimensional… el juego está en volverse un gran artista y cocrear el más bello telar que te sea concebible.
Tendrás que revisar lo avanzado, cortar las hilachas, remendar y zurcir tu vestimenta espiritual – la «carne» o materia o lo concreto – adiestrando la certera aguja de tu conciencia.

Atiende tu poder, disciplina tu capacidad… la Vida no deja de ser una cosa de práctica.

Potencialidad Creativa: Conciencia Plenamente Humana

No todos debiesen seguir alguna línea determinada: ser o hacer esto o lo otro.
Dar las cosas por sentado abre la puerta ingenuamente al falso sentido del deber, y a la consecuente alienación de los individuos.

No debemos nada a nadie ni a nada.
Ni al mismísimo Dios, a quien contradiríamos cuando nos dotó de Libre Albedrío.

El falso sentido de deber viene aparejado con el falso juicio de moral. La culpa, el fracaso, lo malo, lo vergonzoso, el «no soy bueno», etc., son ilusiones recreadas por la ignorancia.

Así, por ejemplo, no todos debiesen tener hijos.
El imperativo biológico en nuestra condición animal
debiese estar supeditado al dominio de conciencia plenamente humano.
Mientras esto no suceda, serán los instintos quienes gobiernen.

Pero ahí va la humanidad reproduciéndose sin más, y si observan, esto sucede acentuadamente en condiciones sociales menos aventajadas, donde el acceso a la cultura y formación personal son cosas algo distante, como, y a razón de lo mismo, las bases para la posibilidad de desarrollar la Conciencia, respondiendo gran parte de la población a los instintos primitivos del animal humano.

Como dato agregado a esto mismo es que se observe un aumento de engendramiento en situaciones de conflicto y crisis, así lo atestiguan los indices en poblaciones en situación de guerra.
¿Esto por qué razón?

El animal humano, como agente biológico, trae en sí el «programa» de perpetuarse en el tiempo, y ante situaciones críticas, en donde se enfrenta a la noción instintiva de la posibilidad de peligrar la especie, el «programa» se activa con la consecuente conducta procreativa. Pero esto sucederá de manera bastante inconsciente, aunque a muchos cueste asumir que engendran sin previa consideración, más llevados por el impulso sexual. Ojo, ni mal ni bien, sólo hago constatación de hecho ¿de acuerdo?

Y vuelvo a reiterar.
No todos debiesen tener hijos.
Como no todos debiese ser políticos, artistas, clarividentes u otra posibilidad.
Pues bien, son todas siempre posibilidades de nuestro Potencial Creativo a escoger por libre deliberación personal, por lo que así como no debemos hacer nada, determinado por el común denominador, tampoco debiésemos privarnos de alguna posibilidad por la la misma razón de que el común denominador no lo haga.

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